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Considerando en frío, imparcialmente

Considerando en frío, imparcialmente

Considerando en frío, imparcialmente,
que el hombre es triste, tose y, sin embargo,
se complace en su pecho colorado;
que lo único que hace es componerse
de días;
que es lóbrego mamífero y se peina...

Considerando
que el hombre procede suavemente del trabajo
y repercute jefe, suena subordinado;
que el diagrama del tiempo
es constante diorama en sus medallas
y, a medio abrir, sus ojos estudiaron,
desde lejanos tiempos,
su fórmula famélica de masa...

Comprendiendo sin esfuerzo
que el hombre se queda, a veces, pensando,
como queriendo llorar,
y, sujeto a tenderse como objeto,
se hace buen carpintero, suda, mata
y luego canta, almuerza, se abotona...

Considerando también
que el hombre es en verdad un animal
y, no obstante, al voltear, me da con su tristeza en la cabeza...

Examinando, en fin,
sus encontradas piezas, su retrete,
su desesperación, al terminar su día atroz, borrándolo...

Comprendiendo
que él sabe que le quiero,
que le odio con afecto y me es, en suma, indiferente...

Considerando sus documentos generales
y mirando con lentes aquel certificado
que prueba que nació muy pequeñito...

le hago una seña,
viene,
y le doy un abrazo, emocionado.
¡Qué más da! Emocionado... Emocionado...

Cesar Vallejo

Nancy, la loca de La Toma

Nancy, la loca de La Toma

Por Yineth Angulo Cuéllar

 

Nancy, badea La Toma

con su cuerpo cicatrizado

Nancy inmune a las bacterias

en su ritual interior

toma su baño

purificándose en el Ganges

de su soledad

 

Nancy, con su piel

tostada por el sol

que bebe su desnudez

Nancy, tan delgada

tan inocente

tan libre

 

Nancy, los loros cantan para ti

a las cinco de la tarde.

 

Dos visiones sobre el gran río de la Magdalena

Dos visiones sobre el gran río de la Magdalena

Por Jader Rivera Monje


Huele el río en esta tarde,

huele a valle por la lluvia lavado,

a pasto de raíz arrancado,

a parcelas de sol, de arroz y veneno.

 

Huele a vaca,

a ojo, a piel, a leche,

a pata de vaca en la orilla.

Y huele a canoa delgada,

a corriente de agua sencilla.

 

Huele a mujer sentada en la arena,

los pies hundidos en el cauce,

los párpados cerrados,

la piel, para el deseo, morena.

 

Huele, huele a soledad y a calma,

A viento reventado entre las hojas

Y a un querer irse entre las aguas,

A un querer no ser,

Diluir en el río nuestra alma.

 

II

Sácame los ojos, córtame la lengua,

amárrame los pies y las manos

con alambres de las cercas caídas,

más déjame arrullar en el fondo de tu cauce

al niño ahogado cubierto de escamas,

y al hombre sin ojos, sin dedos ni boca.

 

Déjame acomodarle sus cabellos de medusa,

hablar de su dolor bajo el agua,

montar mi brazo por el brazo de sus padres

y decirles al oído que aún los esperan.

 

Has que ascienda desde el fondo

este olor a raíz profunda arrancada con la mano,

este olor a pez y barro podridos,

este grito de tortura y cráneo relamido.

 

Sácame los ojos, córtame la lengua,

Amárrame los pies y las manos

con alambres de las cercas caídas,

más déjame llorar siglos, eternidades,

déjame que descanse un poquito,

déjame sangrar un instante, por la herida.

La colina

La colina

Por: Camilo Niño

 

La colina

es una larga caída

que se aproxima

y se marcha.

Flota como las medusas

en medio del cielo,

y roza el palmoteo del aire

con su silencio oportuno.

La colina no es orilla,

es la imagen translúcida

de lo que se sumerge

en el vientre materno,

es la luz imperecedera

observada

por los visitantes

que aún no llegan.

La colina no es un puente,

ni mucho menos un monte,

es la sonrisa que se extravía

en tus pechos flameantes,

la mano que se desliza

por tus pezones

sin más calma que la gloria.

La colina es tu cuerpo.

QUIEN ME HABITA

QUIEN ME HABITA

                         Car Je «est» un autre.
                                                          Rimbaud

 

¡ Qué extraño es verme aquí sentado,
y cerrar los ojos, y abrirlos, y mirar,
y oír como una lejana catarata que la vida se de-
rrumba,
y cerrar los ojos, y abrirlos, y mirar !

¡ Qué extraño es verme aquí sentado !
¡ Qué extraño verme corno una planta que respira,
y sentir en el pecho un pájaro encerrado,
y un denso empuje que se abre paso difícilmente
por mis venas !

¡ Qué extraño es verme aquí sentado,
y agarrarme una mano con la otra,
y tocarme, y sonreír, y decir en voz alta
mi propio nombre tan falto de sentido !

¡ Oh, qué extraño, qué horriblemente extraño!
La sorpresa hace mudo mi espanto.
Hay un desconocido que me habita
y habla como si no fuera yo mismo.

 

                                   Gabriel Celaya

Musa

Musa

Era más hermosa que el sol 
y yo aún no tenía 16 años. 
24 han pasado 
y sigue a mi lado. 

A veces la veo caminar 
sobre las montañas: es el ángel guardián 
de nuestras plegarias. 
Es el sueño que regresa 

con la promesa y el silbido. 
El silbido que nos llama 
y que nos pierde. 
En sus ojos veo los rostros 

de todos mis amores perdidos. 
Ah, Musa, protégeme, 
le digo, en los días terribles 
de la aventura incesante. 

Nunca te separes de mí. 
Cuida mis pasos y los pasos 
de mi hijo Lautaro. 
Déjame sentir la punta de tus dedos

otra vez sobre mi espalda, 
empujándome, cuando todo esté oscuro, 
cuando todo esté perdido. 
Déjame oír nuevamente el silbido.

Soy tu fiel amante 
aunque a veces el sueño 
me separe de ti.
También tú eres la reina de los sueños.

Mi amistad la tienes cada día 
y algún día 
tu amistad me recogerá 
del erial del olvido.

Pues aunque tú vengas 
cuando yo vaya 
en el fondo somos amigos 
inseparables.

Musa, a donde quiera 
que yo vaya 
tú vas. 
Te vi en los hospitales

y en la fila 
de los presos políticos. 
Te vi en los ojos terribles 
de Edna Lieberman 

y en los callejones
de los pistoleros. 
¡Y siempre me protegiste! 
En la derrota y en la rayadura. 

En las relaciones enfermizas 
y en la crueldad, 
siempre estuviste conmigo. 
Y aunque pasen los años

y el Roberto Bolaño de la Alameda 
y la Librería de Cristal 
se transforme, 
se paralice, 

se haga más tonto y más viejo 
tú permanecerás igual de hermosa. 
Más que el sol 
y que las estrellas.

Musa, a donde quiera 
que tú vayas
yo voy. 
Sigo tu estela radiante 

a través de la larga noche. 
Sin importarme los años 
o la enfermedad. 
Sin importarme el dolor  
    
o el esfuerzo que he de hacer 
para seguirte.
Porque contigo puedo atravesar
los grandes espacios desolados

y siempre encontraré la puerta
que me devuelva
a la Quimera
porque tú estás conmigo,

Musa,
más hermosa que el sol
y más hermosa
que las estrellas.

                                                       

                                           

                                                              Roberto Bolaño

La fealdad de la belleza

La fealdad de la belleza

Texto: Winston Morales Chávarro

Ilustración: Nelson Eduardo Vasquez

Rimbaud, el niño terrible de Francia, hace más de doscientos años advirtió: “senté a la belleza en mis rodillas y la encontré amarga”.

La belleza es por antonomasia amarga, agregaría yo. Después de saborear sus ambrosías, luego de beber de un sorbo sus sustancias, sus néctares, sus licores, la belleza se torna como esos jarabes que nos daban en la infancia; acaso el catártico repugnante, nauseabundo con el que se amenazaban de un tajo a las lombrices y a otro tipo de parásitos.

La belleza, diría Dostoievski, “no es sólo una cosa terrible, sino también misteriosa. Aquí el Diablo lucha con Dios, y el campo de batalla es el corazón de los hombres”.

Nada más terrible que lo bello, nada más siniestro, más perverso que aquel (o aquella) que conoce su belleza y se ufana y jacta de ella. La belleza perfecta (o nuestra noción de ella) es la de un cadáver; sólo es absolutamente agraciado, perfecta y tristemente bello, quien no razona, desconoce su belleza, sus atributos físicos y espirituales. 

Por eso, Narciso fue bello hasta el momento precedente al acto de mirar su rostro en las aguas. Una vez supo lo que poseía, se volvió amargo, razonó la belleza, la elevó al rango de categoría. Entonces, dejó de ser una belleza fresca, natural; se volvió objeto, producto, mercancía. La belleza no es tan bonita como la pintan. Casi siempre va de la mano de la vanidad y la sedición. 

Pocas veces he conocido a un feo vanidoso (No creo que además de feo, ignorante). No obstante, conozco el caso de muchos feos –y de eso doy constancia mas no fe- que hacen menos fea su belleza con una buena conversación, un perfecto sentido del humor, un gusto desmedido por cosas más trascendentales. 

Muchas veces, la belleza no necesita de nada más: es bella y con eso le basta. Después se arroja sobre los laureles. Pese a esto, existen incontables excepciones. Sé de muchos ángeles –a pesar de lo que dijera el poeta Rilke: “Todo ángel es terrible”- que se revisten de un excelente sentido del humor (para mí no hay un atributo mejor en una mujer que el buen sentido del humor), son mejores conversadoras, inmejorables amantes, grandes bailarinas, gozan de una agudeza sin par que desbaratan-desbaratarían a cualquier “macho”, y, para colmo de males, son suspicaces, veloces, dignas hijas de Palas Atenea, la de los ojos de lechuza. Entonces la belleza se vuelve peligrosa –además de bonita, inteligente, diría un amigo que ostenta el epíteto de misógino-.

Nada peor para la suerte de un hombre que una mujer inteligente (esto sobrepasa cualquier belleza). Y es muy fácil –gracias a la catarsis femenina- que sean muchas las que estén por encima de los hombres. Nada más fácil para una mujer moderna que estar por encima de 87 kilos de músculo y ausencia cerebral. El hombre se ocupa de muchas cosas banales –una de ellas, perseguir mujeres agraciadas a la usanza del modelo occidental-.

La inteligencia, ese otro tipo de belleza, escasea, no es tan frecuente. Y si bien es cierto que la inteligencia, en sociedades machistas como las nuestras, resulta tan peligrosa como la desnudez de una doncella, prefiero ese tipo de belleza, esa belleza centrada en la palabra, en la crítica, en la reflexión. Nada mejor que una mujer que lo haga reír a uno, nada mejor que aquella que sorprenda con suspicacia y elocuencia –no sólo bibliográfica sino también musical, vivencial, humana, amorosa-. Esas son las mujeres dignas para un buen viaje –ojalá el de la vida-, las mujeres que no estarán detrás de todo gran hombre sino delante de él o, por lo menos, a su lado.

Neiva, a 442 metros más cerca de la ignorancia

Neiva, a 442 metros más cerca de la ignorancia

Por: Diego Rafael Cerón Peña

En Neiva, la ignorancia (intencionada o no) frente al deterioro del medio ambiente a favor del “desarrollo” afecta -implacable- a sus habitantes. En nombre del progreso extienden cemento, levantan puentes, asfaltan vías, llenan de prefabricados los peatonales. La ciudad se expande en edificios, casotas, casitas, cambuches; y arrolla madera, zinc, ladrillo, plástico, hierro… se van los árboles, el CO2 se esparce entre nubes de smog y basuras, huye la fauna, esperan con sed las piedras en los cauces. Y sube el mercurio en el termómetro.

Tomar un bus a mediodía es toda una odisea por las fraguas de Vulcano. El transporte público se llena de caras que sudan a chorros, camisas entrapadas, paletas a derretir en la mano. Por la ventana, agua, limonada, gaseosa Cóndor, maní, chicles; rostros insolados que se acercan al conductor: “¿le limpio el vidrio, patrón?”; bramidos de bocinas que pretenden cerrar la torpe hora pico; al calor reverberante, se suma la contaminación auditiva. Los colectivos avanzan a medias entre el tumulto de vehículos; se observa a la gente que camina presurosa bajo árboles y tejados, salvaguardándose de los rayos del sol como de una epidemia. A las dos de la tarde, Neiva es un infierno. Las busetas con escasos pasajeros parecen las embarcaciones solitarias que transportaron a Virgilio y Dante por el Hades.

Caminar por el Parque de los Niños es una caricatura vulgar de Tuareg. Las suelas se recalientan con el vapor sofocante desprendido del suelo. Para los mandatarios el desarrollo es directamente proporcional a la pavimentación. Hace unos años, alardeando la producción musical de Jorge Villamil, la alcaldía promocionó sus obras bajo el slogan “Neiva, Ciudad Villamil”. Hoy, con la ceguera que nos caracteriza en medio ambiente, Neiva debería acompañarse de su epíteto “Adoquín”.

Agua hubo, y bastante…

Cuando Diego de Ospina fundó esta ciudad en cumplimiento a las ordenanzas españolas, la delimitó a partir de los ríos Magdalena y Rioloro, montó el poder eclesiástico en una plaza que luego sería su centro; alrededor comenzó la distribución de territorios por rectángulos y solares como lo había dispuesto Carlos V. Las Ceibas, Rioloro y La Toma eran los principales recursos hídricos, afluentes del Magdalena; cada quebrada y río tenía a su vez otros afluentes. El Valle de las Tristezas, ubicado en medio de las cordilleras central y oriental era una red permanente de agua limpia. Con cuatro siglos de historia occidental y cerca de 60 años de contaminación desde que inició la explotación petrolera, estas fuentes están casi perdidas. Y la ciudad alcanza temperaturas hasta de 36°C.

El Rioloro (una fiebre áurea en la colonia) es ahora una cañería. Como este río, las Ceibas y otras quebradas, de las que sólo queda su cauce pedregoso, son botaderos de escombros. La Toma fue canalizada cual vil burla al río Sena, tratándose del miope esnobismo que nos caracteriza, sin pensar siquiera que tiende a evaporarse y sus aguas desembocan en el río Magdalena, la arteria fluvial más importante del país. La ceiba inmensa, antes ubicada tras la antigua empresa Telehuila (por la carrera quinta) fue arrasada por la constructora que levantó en el mismo lugar el almacén Carrefour y, para hacer coherente su idea antiecológica, lo rodeó de adoquín. La plazoleta del Centro Cultural de Convenciones es un reflector cáustico, y su reloj analémico funcionaba con frecuencia porque el único elemento que requería era sol… hasta el día en que fue destruido su pequeño obelisco. El problema ambiental es también cultural; son mínimas las nociones de pertenencia, cuidado y participación democrática en materia de ciudadanía ambiental.

Furor antiecológico por el progreso

A 442 metros de altura sobre el nivel del mar, Neiva desafía la Comala de Rulfo. Su desierto no radica en un pueblo inerte desterrado ya de la memoria de los vivos, sino en el destierro de lo vivo para terminar en pueblo desierto e inerte. La ciudad se acaba con las negligentes decisiones sobre desarrollo urbano: más cemento, menos árboles. ¿Por qué aceptar ciegamente proyectos?

Con la canalización del río Las Ceibas la ignorancia se desborda. ¿Cómo no intuir, de manera llana, que en pocos años no habrá río, es decir, escaseará el agua potable en la ciudad? Los árboles que van desde la cabecera hasta su desembocadura son materia viva irrecuperable, vital. Quitarlos resulta fácil, sembrarlos una insuficiente necesidad. Para la ejecución de obras públicas deben hacerse estudios sobre el impacto ambiental y así tomar decisiones -aunque resulten siendo mínimas al daño ecológico. En Neiva se ignoran. De manera miope, la alcaldía inició la desviación del río en julio del presente año. Nadie dijo algo. Y la ciudad hierve.

La causa de los incendios forestales presentados en agosto y septiembre no obedece a supercherías religiosas, sin embargo, fueron 14 y comprometieron 13 hectáreas de bosque. Es notorio que la nula protección de los bosques aledaños y el mediocre tratamiento de las basuras, el agua potable y la residual, los gases y la nociva explotación petrolera, con las constantes emisiones de CO2, atentan contra la biósfera de la ciudad. En cincuenta años, Neiva será insoportable, y los nobles dirigentes se la habrán devorado toda.

¿Dónde está el desarrollo sostenible?

Promovido por la ONU con el informe Brundtland desde 1987 como estrategia para contrarrestar, entre otros puntos, el negativo impacto ambiental en el mundo, el desarrollo sostenible no ha llegado a Neiva aún. Cuando se trata de pensar una obra civil la primera pregunta que surge es “¿cuánto cuesta?” (o sea “¿cuanto podemos usurar?”) y nunca “¿qué consecuencias ambientales y sociales traería?”. No importa si se acaba el agua, si existen alternativas más económicas y menos destructivas y mucho menos la opinión de los ciudadanos.

Así la fauna también sufre las consecuencias por precarias decisiones, hasta el punto de que las palomas se agotan, y los pericos, que habitaban por las tardes el Parque Santander, emigraron ya a otros confines. Se acaban las torcazas, los peces, las aves pescadoras, pero aumentan los zancudos y las ratas… ¿Qué están haciendo la CAM, el ICA y la Universidad Surcolombiana?

Las acciones al respecto obedecen más a cumplimiento de requisitos legales -porque “es que eso es una ley”-, que se quedan en hojas (nada casual) provenientes de un árbol. En la ciudad no existe hasta el momento una sociedad protectora de animales, y la Alcaldía simplemente aplica “comparendos ambientales” a quienes no den debido tratamiento a residuos sólidos de escombros. La primera problemática determina un proceso a realizar; la segunda, una iniciativa que para nada frena el negativo impacto ambiental, pues las principales causas son la construcción de obras civiles proporcionales al incremento demográfico y la expansión del perímetro urbano, venidos sin evaluación alguna, sin reflexión ecológica.

Frente al tema del desarrollo sostenible se han presentado experiencias exitosas en Suecia, en donde la construcción de obras civiles obedece conscientemente a estudios ecológicos y los recursos naturales son tomados como bienes económicos a largo plazo. En China, la urbanización de sus vastas ciudades es congruente con su entorno ambiental y su cultura. En Girona se ha procurado un alto nivel de vida por iniciativa de los mismos ciudadanos; en medio de las problemáticas de movilidad, contaminación auditiva y ambiental, este municipio español ha conservado su patrimonio arquitectónico e histórico junto a su riqueza ambiental.

En la ciudad argentina Misiones se impulsan cosechas de baja intensidad para preservar especies vegetales a mediano y largo plazo. Dicho proyecto requiere de inventarios de plantas antes y después de las cosechas, que se realizan en medio de árboles remanentes para tal fin. En la Habana, el Grupo para el Desarrollo Integral de la Capital (GDIC), ha promovido el proyecto de mejora urbana en los sectores más afectados de la capital cubana, considerando sus factores sociales y ambientales. En México, se iniciaron propuestas para reducir la emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI), teniendo en cuenta que es el país que más consume combustible fósil en América Latina. En Colombia la Smurfit Carton realiza la producción de papel y cartón a partir de sólidos reciclados desde 1947, fecha en la que la empresa dispuso la primera máquina en el Valle del Cauca. 

Una ciudad con desarrollo urbano sostenible, que considere el medio ambiente como eje fundamental –ligados al social y económico- para la celebración de proyectos y contratos, evitaría parcialmente ser promotora del efecto invernadero. Por consecuencia el clima sofocante se regularía. Se evitaría, además, extinguir las aves, lidiar con las sequías, apagar incendios forestales; se evitaría caminar bajo la escasa sombra de tejados, mojarse la cara y los brazos permanentemente, bañarse hasta tres veces al día. Se evitaría (en parte) ver el sudor caer sobre el plato de sopa caliente…

*****

Entrecejas: Resulta evidente, para desgracia nacional, que el Quimbo es sólo una piecilla de la gran cadena de hidroeléctricas pactadas por el gobierno nacional y la multinacional Emgesa. En el “Foro por la defensa del agua, la vida y la pervivencia en el territorio”, celebrado en el municipio de Cabrera (Cundinamarca) 14 de abril, que contó con la participación de gremios campesinos, ambientalistas, juntas de acción comunal y sindicatos de la región, se denunció la posible -y cada día probable- construcción de represas en Sumapaz, el páramo principal de Colombia. Son 14 microcentrales hidroeléctricas. Por otra parte (o por la misma), existe el proyecto de construir una vía que conecte al Huila con Bogotá por Villavieja, Colombia, Sumapaz y Usme. En la capital, organismos ambientales han rechazado esta situación; en el Huila se está a la expectativa. Cuidado cuando escuchen: “Se puede ir a Bogotá en tres horas y media, sino menos”. 

El Magolo Prensa Cultural # 3

El Magolo Prensa Cultural # 3

¿Inteligencia Social o Patrimonio Ecológico?

¿Inteligencia Social o Patrimonio Ecológico?

Por: Iván Tafur

La manía neurótica de pretenderlo todo  bajo control, hace creer  al blanco, que no es que  estemos sumergidos en el equilibrio de la naturaleza, como en realidad lo estamos, sino que al contrario es el equilibrio del hombre el que somete a esta. Pero es a través de este sustituto civilizado al  que llamamos justicia,  que no es otro que el sentido de equilibrio "sublimado" (igualad equidad etc.)y que de haberse dado en  Aristóteles un conocimiento más profundo de la Matemática, habría pasado hasta nosotros menos rígido,(menos neurótico) y con mayor variedad de connotaciones.

Pero una percepción incompleta rígida y defectuosa del concepto no lo elimina  de forma natural como para  los que han desfallecido al decir  que "la justicia no existe”. Para los más fanáticos trasciende incluso el mundo sensible y el sentido mismo del bien y del mal. Y en este sentido, el del equilibrio sería el más general de los valores morales.

Para evitar que sea entendido como un concepto frío y manipulable es necesario decir, que su sentido surge  de las situaciones reales mismas, como surgen las condiciones físicas (entendidas como ecuaciones de las leyes fundamentales), de cualquier situación problemática concreta. Esto exhortaría de manera directa y expresa a buscar aquellas reglas naturales más representativas de dicho equilibrio, como las leyes del equilibrio ecológico. El "ecologismo” podría parecer el resurgir del animismo dentro de la ciencia. Las cosas entonces, podrían de hecho llegar a valer más que los hombres, porque serían más que "obra del hombre". ¿Pero es que existe acaso algo más mezquino que la apropiación por la "justicia" del trabajo?

Para los antiguos chinos el trabajo era siempre violencia contra la naturaleza...  Ir "tras lo suyo", resulta, hoy por hoy, algo justo y necesario. La autoría, por ejemplo, nos resulta bastante meritoria. A veces quienes somos normalmente desposeídos de nuestra autoría por estar inmersos en  un universo de relaciones capitalistas, caemos en la creencia de que el canibalismo intelectual es una especie de rezago del canibalismo material, por que solemos identificar nuestro ego con nuestra esencia, olvidando que el superego es tan ubicuo y tan tirano como este, y no menos objetivo.

Mérito y propiedad

El patrimonio inmaterial de una sociedad es una generalización doble del sentido de la propiedad y de la justicia por el trabajo. Cuando se sigue de cerca lo que acontece con el comportamiento moral, la sociedad presenta la tendencia a legitimar solo aquello que se traduce en "valores" para dicha sociedad. Ni el mismo Bill Gates estaría dispuesto a menospreciar en el mercado a Microsoft, solo para demostrar su desafortunado aserto acerca de la inexistencia de la justicia.

  Luego, observamos que solo existe la justicia por el mérito. Este concepto no desaparece ni durante   el socialismo según los marxistas, pero suele ser olvidado por quienes predican la justicia del trabajo universal y obligatorio. Por su lado, los apologistas de la pereza, se limitan a exaltar el fastuoso pasado imperial de las naciones latinas, hoy hundidas en el más vergonzoso atraso tecnológico en relación con el resto de Europa. No quiero insistir en que sometidos a una selección burocrática de sus estereotipos sociales, los pueblos latinos han ido perdiendo mucho  de la riqueza inmaterial, que bien podría servir de base a un desarrollo económico más significativo en el marco de la socialización capitalista.

Existe por tanto la urgencia de esclarecer hasta qué punto, el colombiano medio ha ido perdiendo su capacidad para socializar, producto doble de la genética de los supervivientes de la guerra y de la hegemonía ideológica de un imperio igualmente con serios deterioros de conducta social. Hablar de una simple ausencia de inteligencia social seria hueco eufemismo. Las relaciones de producción pueden ser incluso marginales al lado de las relaciones sociales que se tejen a partir, de la intimidación, el monopolio  del poder y el secreteo de la información.

Estas relaciones que exigen subordinación  y adaptación no son menos artificiales ni, por tanto, menos   violentas, que los sentidos del mérito o de propiedad. El hombre sumergido en la sociedad capitalista difícilmente identifica cuánto de la riqueza que produce al interior de una empresa privada es patrimonio social (su cultura, sus costumbres etc.). Pero lo que ha sido formado dentro de un conciliábulo de confraternidad y relaciones armónicas de convivencia con y para las gentes, se convierte en el nudo más inquebrantable para su conversión en riqueza privada (información) en una sociedad altamente competitiva que exige de crítica  reflexión , análisis y “actitud guerrera”. El servilismo es la principal secuela de los caudillismos y no olvidemos que estos se dan incluso en las fábricas. Enseguida, de cerca, está la agresividad, la intolerancia.

Quizá una de las formas más aberrantes de la adaptación capitalista es la pérdida creciente del erotismo de un lado; y su condicionamiento del otro. Dichas tendencias se manifiestan en el aumento de la soledad  en los individuos, del homosexualismo encubierto y no menos importante de la cada vez mayor adicción a la pornografía. El universo de las relaciones de competencia, agresión e intimidación son la base de las situaciones tensiogénicas (estrés) y de neurosis y por tanto de la ausencia de erogénesis.

La situación de agresión y sometimiento de la naturaleza exterior (avasallamiento), amén de la adicción al trabajo genera la ficción de orden universal y armonía perpetuas al lado de un rechazo permanente de su propia naturaleza: La sensación de una "paz " semejante que invade y sojuzga los mismos espacios destinados a la libertad individual y el respeto de la etología humana.

De existir algo como inteligencia social, cabría preguntarse si existe alguna inteligencia que no lo sea, ya que sería imposible que evolucionara fuera de la sociedad y a partir de formas pre-conscientes de gregarismo. Como por el arte de Hollywood, el dinosaurio aparece moviéndose coordinadamente por los estrechos pasadizos de los  laboratorios de alta tecnología de Jurasic Park. ¿Qué otros inventos podemos esperar de la docta sociedad capitalista?

 

Patrimonio genético

Una característica sicológica que se nota bien clara en los criminales, que al parecer es hereditaria, es la ausencia en ellos del sentido de la vergüenza. Existen dos tipos básicos y es el del que proporciona, por ejemplo el mal trato, y el del que lo sufre. Mentir para una campaña política es la manifestación  más alta de dicho patrón de conducta. Puede a primera vista, estar objetando nuestro supuesto de que todo proyecto político entraña un experimento genético. Pero en realidad es el tipo de excepción que confirma la regla. Su contraparte, esa forma inveterada  de “hacerse el pendejo”, no es más que desvergüenza unida de hecho y por lo mismo, a algún tipo de atrofia  cerebral por disfuncionalidad del órgano bajo las circunstancias de  pérdida del patrimonio genético “inmaterial” de una población.

Se trata , entonces, de esclarecer hasta qué punto una característica sicológica que eventualmente es asumida como un bien para la sociedad en general ( capitalista o socialista), es en tanto patrimonio cultural , a la vez ,parte del patrimonio genético de lo que entendemos por  humanidad. Una revisión de los últimos siglos de contienda política muestra al humanismo tan ubicuo y acomodaticio  como la misma lucha por el poder. Esto podría dirigir de inmediato a la habitual relación económico-política que hace carrera en la academia y pondría de presente que lo menos importante para el hombre ha sido hasta ahora el sentido de lo humano de dicho término: “humanidad”...Los bienes culturales incluida la capacidad de convivencia, siendo  entonces bienes de  y para la humanidad, no pueden estar sujetos a los mezquinos valores de mérito y propiedad.

La eterna disputa entre deterministas genéticos y sociales remite a la graciosa disputa palaciega entre el dictador y padre putativo del príncipe heredero con   su padre sanguíneo el rey depuesto, (ambos de acuerdo en la importancia del origen genético y la pureza de la sangre del hijo), en torno a la escogencia de los contenidos y los medios para su educación del dicho príncipe, incluidos la identidad de los profesores. No sobraría agregar que el rey no siempre encarna dentro del sentido de inteligencia política, la capacidad para representar el  altruismo o la capacidad de convivencia. Un país en una guerra sin fin, inmolado al altar de los egoísmos de todos los matices parece no acogerse a ninguno de las modalidades  de inteligencia.

Los bienes culturales entendidos como parte del patrimonio genético de la humanidad, harían necesaria una moral distinta a la establecida y el sentido de la justicia, pingüe resultado de la mutilación mental de una sociedad elitista y encerrada en sus propias contradicciones, pasaría en función de esta  manera nueva de ver el mundo, a constituir el espacio de investigación de un sinnúmero de connotaciones nuevas e inusitadas.

Sin embargo la prevalencia de la sociedad de clases genera sus propias contradicciones y el tiempo se encargará de agrandarlas y  convertirlas en causas de   su propio aniquilamiento.

 

A media noche

A media noche

Por: Santiago Galeno


A quién ladran los perros mirando los tejados

erizados

absortos en la niebla fría

 

Por qué muerden la noche

exhiben sus colmillos horadantes

su hocico espumoso

y rompen a truenos el silencio

en la oquedad de las esquinas…

 

Cúmulo de soledades encontradas

dos gatos

tres ratones muertos

un viejo motor que duerme

las páginas sociales

que vuelan como un ave indiferente

 

Y todo sucede implacable

Armonioso

 

En la extensión de este recinto me pregunto

¿A quién ladran los perros?

Fe y razón

Fe y razón

Por: Yezid Morales

 

Es necesario decirlo:

Ha causado tanto daño

en la insolvencia del conflicto

una fe saturada de prejuicios

como una altiva razón sin argumentos.

Un mundo de ídolos y formas

que oscurece la luz de los conceptos,

y un cerco de aristas racionales

que elude la magia del misterio.

 

¿Cuándo se librará la mente del castigo?

¿Cuándo se hará luz en este laberinto?

idea y emoción se confabulan

en medio del diálogo insoluble

¿Cuándo se soltaran las riendas del hexágono

para encontrar la eternidad del círculo?

El tiempo avanza intrépido y oscuro.

La razón advierte el retorno de los mitos

Mientras el insomnio hace fiesta con los sueños.

 

Cabos

Cabos

Por: Oliver Lis

Desato los cabos embestidos,

los cabos de labor,

los cabos contrahechos y taciturnos,

los cabos estirados de mi rojo estribo.

Los cabos negros, aquiltranados,

que rugen como saetas en ti

por la muerte del tiempo.

 

Cabos amarrados con un vivo rayo de sol.

Cabos haciendo desde el hilillo de tu voz un aparejo,

o una ballesta, una guerra o una competición.

Haces que el amargo dios Marte de tus días

salte como un jinete sobre el callado de Mercurio

hacia una revolución

y llevas los sueños de Morfeo

desde el valle de Somnus a mis plantas dormidas.

 

Desato los cabos de filásticas viejas,

los cabos que pasan por las estufas de la razón

y se pierden en las bodegas del Sanchit…

los cabos estirados de la arena y broza,

los cabos que pasan al derecho o al revés

por los obenques más quedos,

por esos brandales y masteleros sátiros de mis nervios;

como un sentimiento nuevo enredado eres tú,

laúd constelado,

cabo imbornalero.

 

Cabos de amura con filamentos de historia,

cabos febriles con fibras de guerra.

Más que cabos viejos son cabos,

Nuestros cabos roncos de extremeña higuera.

Umbrales

Umbrales

Por: Marcos Fabián Herrera  

 

Los umbrales han presenciado el paso de la

           gloria y la derrota.

Han visto el ingreso de reyes y vasallos,

           pastores y adivinos.

Han augurado cataclismos y pestes,

Amores y perfidias.

 

Han escuchado el gorjeo del lince, el redoble

           del tambor, el llamado del trompetín

           y la caída de la gárgola.

La sangre y el sudor han franqueado en

           heridas incurables y sienes torturadas.

Son los auténticos historiadores de la ruina.

 

Impresionismo

Impresionismo

A Claude Monet. 
Por: Anita del Jazz

La aurora y el ocaso

Los impulsa, los define.

El pincel sublevado

Edifica trincheras de óleos para defender sus matices.

Grumos entrelazados, colores yuxtapuestos, formas ondulantes

Son la esencia que los encarna.

Impresión, llamó un sabio

A un instante preciso en que luz

Engalana el paisaje, en que

El fulgor astral transforma lo percibido

Dándole a los sentidos la dimensión

Profunda de lo relativo;

Dándole a la vida la maravillosa cualidad de

La diferencia, de lo diverso y de lo sensual.

Genios se embarcaron y surcaron por los mares

De la luz tornasolada, buscaron lo sublime en

Lo inmediato, percibieron la esencia en el instante.

Hallaron el ser en la simplicidad.

La Música y El Tiempo

La Música y El Tiempo

 

 

La música no está dentro del tiempo,

pues ésta tiene su propio tiempo

que es válido sólo en otro mundo.

Y el tiempo, el tiempo no conoce

los límites de la música,

no la rige, porque ésta no sabe

cuándo detenerse,

pues como un río o la sangre

la música no sabe cuándo morir.

 

                     

                              Camilo Marroquín

 

Levedad del Tambor

Levedad del Tambor

 

 

La palabra es un tambor

Alguien estira la piel del animal hecho superficie sonora,

alguien extiende su muerte.

Palabra hecha promesa

Palabra piel de la que nace luz o sombra.

 

Alguien estira la piel

El fragmento minúsculo de aquella que corrió por la pradera.

Pareciera existir la música tan sólo para el ojo.

Alguien estira la dormida danza de la cabra

de ella que corrió por montes apretados hacia sí misma en medio de los cactus.

 

Alguien estira la piel, la palabra, la danza, el salto reencarnado

Un salto que es un pájaro, una estrella, una lágrima

Un viaje de llaves, un naufragio.

 

Alguien alarga sus brazos para golpear el tambor que ya está roto,

Un tambor que se rompe dejando libres las manos  y el silencio.

 

 

 

 

                                                                   Luz Dary Torres Peña

 

INSTANTÁNEA

INSTANTÁNEA

 

 

El silencio del valle

es música hecha río

espejos que cantan

Rumor vegetal

que remeda el arado

para tallar el aire

 

He desandado estas aguas

río arriba

consciente de no revolver su cauce

y sus costumbres

 

Si una vez

mis chapoteos

dejaron verter agua en sus orillas

esta vez

todo estará intacto

como el presente

que debo preservar

para mi propia historia

 

Magdalena abajo no hay memoria

 

 

 

                                           Ana Patricia Collazos

Detrás de los postigos

Detrás de los postigos

Detrás de los postigos la ciudad se oculta,

Las avenidas pliegan sus frentes desgastadas.

Como un ladrillo que se apaga,

La calle en la penumbra se bifurca,

Los domicilios atrancan el mutismo.

 

Detrás de los postigos la ciudad se refugia,

Sueñan los puentes al abrigo de las luces;

Las ventanas y el asfalto murmuran igual salmo.

El  silencio del cemento petrifica los semáforos

Y el grito del hombre ensangrentado.

 

Detrás de los postigos la ciudad se estremece,

En la mesa del fuego reverdece el albañil.

La tiranía del lujo carcome al opresor,

Se desaguan los ríos en los saquillos de los fuertes

Y la espera no derriba la comarca.

 

 

                                                        

                                               Alejandro Valle Cantor

 

 

 

 

Anfibio

Anfibio

Quiero ahogarme en tu mar

Embriagar  mis poros con tu sal

Y atracar en el puerto de tu vientre

                           

Quiero hundirme en tus olas

Navegar hasta el Este de tus aguas

Zambullir mis mejillas en tu coral fulgente

 

Quiero ahogarme en tu mar

Quiero hundirme en tus olas

Quiero ser un anfibio

Que fecunde tu playa

Y la orilla de tus rocas.

 

 

                                                             Alejandro Valle Cantor