Blogia
elmagolocultural

Memoria de un paquidermo marfilado

Memoria de un paquidermo marfilado

 

¿QUÉ PASA CON EL PARQUE ISLA?

Memoria de un paquidermo marfilado

Por: Alejandro Valle Cantor

 

Como un proyecto de grandes ambiciones que se nos ha querido vender como un “escenario privilegiado para la educación ambiental y la conservación del río Magdalena”, nace en el 2001 por iniciativa de la Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena, el proyecto que ahora de manera ostentosa es denominado como “Parque Nacional Ambiental Isla de Aventura”, en el que actualmente la Gobernación del Huila, la Alcaldía de Neiva, Comfamiliar Huila y Cormagdalena, ¿invierten?, cerca de 50.0000 millones de pesos.

La memoria de este marfilado paquidermo se remonta al año 1943, cuando el médico Maximiliano Duque, compró a la señora Rosa Elena Afanador de Uribe, la antigua hacienda Matamundo y tres islas, Carpeta, Carpeticas y parte de la isla La Gaitana. Luego, en 1967 el anheloso galeno, las  “vendió” a sus hijas, Nohora y Olga Duque. En 1982 la Inmobiliaria Rodríguez Duque y CIA, y Olga Duque de Ospina la donaron al INCORA con destino al Fondo Nacional Agrario.

El 30 de Mayo de 2000, se protocoliza la compraventa de los predios de la isla No. 1 y la isla No. 2, en una extensión de 50 hectáreas, siete mil ciento ochenta y un metros cuadrados(507.181 m2) que la familia Yépes Blanco trasfiere a la CAM. El valor de la compra ascendió a la suma de doscientos dos millones de pesos. El mismo año la CAM, compra a Delia Murcia por un valor de noventa y seis millones de pesos, 17 hectáreas más, que constituyen las 67 hectáreas, 20 de las cuales son bosques primarios, en los que desde hace más de nueve años se llevan a cabo costosísimos estudios, que se repiten, infructuosos para la ciudad, pero de gran provecho para la clientela en turno de cada administración.   

Sin embargo, el centro y norte de la isla La Gaitana, tiene una misma descendencia de campesinos que la han explotado en forma de partijería; las familias Yepes Cantillo y Osorio Vivas, cuyos descendientes aún cultivan sus mejoras en esta parte de la isla, como es el caso de Emperatriz y Miller Osorio, que aparecen legalmente como propietarios actuales de los terrenos que corresponden al 19.51% del total de los predios; la mayor parte es del estado a través de la CAM y el INCORA.

Y como todo buen negocio no lo es sin su buen abogado, hay que evocar a las dos lumbreras que son pioneras de este gran figurín, los doctores Albeiro Castro Yepes y Alberto Torrente Castro, quienes en 2001 presentaron la propuesta ante la CAM, Cormagdalena y la Gobernación del Huila, “preocupados por la utilización y aprovechamiento socioeconómico de los escenarios ecoturísticos”, como reza el documento, soportada sobre los trabajos de campo de estudiantes de la Universidad Corhuila, que denominaron con holgura “Proyecto de investigación y estructuración de un portafolio de productos y servicios que facilite el Marketing para el proyecto ecoturístico del Parque Isla del río Magdalena en la ciudad de Neiva”, texto que por lo demás, adolece de graves horrores ortográficos y de redacción.

Así las cosas, sólo tres años después, en 2004 la CAM, según documento de su archivo, realiza el “Diagnóstico Socio-ambiental Participativo para el Parque Isla”, en el que se justifica con demagogia la importancia de este negociazo que no sólo engordaría los bolsillos de los politiqueros, sino que aportaría al “mejoramiento de la calidad de vida de los isleños, los canoeros,  los pescadores y la ciudadanía en general”.

En este punto vale la pena preguntar, ¿por qué, si desde entonces existe un dichoso diagnóstico que corrobora la necesidad de construir un gran parque de aventura y contaminación en este bello lugar, se siguen gastando miles de millones en estudios fantasmas de factibilidad?

En 2006 uno de los proyectos a vender por la administración municipal de entonces, que incluso se podía gogliar en la web, es el mismo que hoy ocupa las páginas centrales de las publicaciones oficiales de Empresa Públicas y las revistas de la alcaldía, en las que las conjugaciones de los verbos en futuro son abundantes, “haremos, será, aportará, beneficiará…”.  Promesas, que según el actual alcalde de Neiva se harán efectivas con los 46.000 mil millones más que se gastaran en esta gran obra; 16.000 mil de los cuales ya desembolso el director de la CAM, doctor Rey Ariel Borbón, como asegura el ingeniero Ramírez Escobar, en la editorial de la revista Neiva Epicentro Turístico del sur colombiano, editada en el segundo semestre de 2009.

El 18 de Febrero de2009, se hizo pública la convocatoria para arquitectos y empresarios de la construcción, para participar en el concurso que seleccionó “la mejor propuesta de diseño  que será aplicada en el proyecto turístico”. El 20 de mayo del mismo año, supimos por el diario La Nación, que el diseño denominado “El Río Grande de la Magdalena”, de la arquitecta bogotana Diana Wiesner, fue seleccionado por “hacer una interpretación que reúne los componentes culturales, turísticos y ecológicos”.

Aquí, quiero ser pesimista para beneficio del río y espero que, como todos los anteriores estudios y aspavientos sobre el tema del fantástico megaproyecto, que llevan casi diez años, se queden en veremos. Así, prolongaremos la agonía del Magdalena, preservándolo del turismo consumista de visitantes insensibles, que harían de este hermoso lugar una cloaca de frituras y gaseosas en lata.

Por lo pronto, sólo resta confiar en la felonía de nuestros dirigentes, para que el abandono, las prostitutas y los locos, sigan rigiendo en la maleza del gran Parque Nacional Islas de Aventura.

 

 

0 comentarios