"El Blues del Río"
La estridencia de la guitarra eléctrica de Ricardo, el acorde vital del bajo de Federico y el estrépito insistente de la batería de Milton, se liberan en una corriente de sensaciones que hacen batir las greñas y mover los cuerpos de quienes asistimos a escucharlos en las ágoras de la USCO.
Magolo Blues, reconocida banda de rock and roll de nuestra ciudad, convocó el viernes 16 de Abril a todos sus seguidores a un rebelde toque que organizaron en honor a nuestro río madre. Allí, presentaron no sólo su música, sino parte de su sentir ciudadano, en un ameno video documental que narra la experiencia de la banda en el evento “Energía sin Destrucción”, que lideró la organización “Plataforma Sur” en Noviembre de 2009, como propuesta de resistencia al Proyecto “El Quimbo”.
El despeluque citado para las 6:30, fue inaugurado por la banda de rock experimental Yijajai, quienes abrieron el telón con Amores Modernos, un rugido de escepticismo que reclama soledad; Espumas de Villamil en versión roquera abrió paso a Insomnio #3, que floreció como “un jardín de heces”, el tono pesimista de Andrés Cohen, Simón y Leonardo Camero.
En el entremés del video, un hombre de cabellos largos y barba blanca, repartió a los asistentes dos hojas grapadas con un texto de reconocimiento a los 8 años de trabajo artístico de Magolo Blues, titulado, La permanencia de lo efímero, en el que con un lenguaje algo barroco se reafirma la importancia de este “sentir juvenil”.
Mientras corren las imágenes del río Magdalena y las anécdotas del grupo por la pantalla, en las ágoras el vino y la marihuana embriagan la atmósfera de sueño: “Los que quieren reír ríen, los que quieren bailar bailan, los que quieren llorar lloran, los que quieren fumar fuman” susurra la vos de Ricardito, mientras la música se apodera de los cuerpos; “una visión de libertad, eso es lo que queremos compartir”.
“Crear conciencia en la gente de que el sistema nos absorbe, y que no todo es dinero”, explica Federico mientras fuma lentamente; “nuestro propósito es dar un mensaje de lo que pasa con el río, despertar en los jóvenes el sentido social, la preocupación por los problemas ambientales y todas las políticas que afectan nuestra pacha mama”, remata Milton, con su tono seseado.
El alarido de la armónica, da entrada al Blues del Levante; el público la reconoce y se alcanza a filtrar un destello de ilusión, quizá a algunos y algunas, les sirva como banda sonora de su efímero romance. Desde aquí se ven felices las cabezas, que se baten para todos lados; las muchachas más atrevidas bailan solas, los más rebeldes saltan y gritan como locos.
Ojalá que El Blues del Río, siga fluyendo con la libertad que necesita para forjar en las cabezas humeantes conceptos más sólidos de resistencia. Y que la música y el arte sean siempre nuestras más subversivas herramientas. No al quimbo y su inicua predación: ese es nuestro canto.
Alejandro Valle Cantor
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